Durante el mes de concientización sobre el estrés, nuestros expertos en atención han analizado cómo el estrés puede afectar la salud física y mental y han compartido estrategias rápidas que las familias pueden adoptar para controlar el estrés. El artículo de esta semana explica cómo los padres pueden determinar si su hijo necesita ayuda profesional para afrontar el estrés. Si le preocupan los comportamientos de su hijo, siempre puede comunicarse con su pediatra o comunicarse con Hazel para obtener más información.
El estrés diario, como el estrés que nuestro equipo analizó en Entendiendo del estrés, es muy común en personas de todas las edades. Las familias pueden manejar la mayor parte del estrés diario adoptando los tipos de estrategias que nuestros médicos analizaron en Los mejores consejos para ayudar a su hijo a controlar el estrés. Sin embargo, a veces el estrés puede ser severo. Las experiencias traumáticas, como la violencia, la pérdida de un familiar, un desastre natural o una pandemia, pueden tener un impacto emocional intenso y provocar altos niveles de estrés.
La respuesta a un evento traumático diferirá según la edad, la personalidad y las experiencias de cada individuo, así como las circunstancias familiares y comunitarias. Algunos niños pueden sentirse abrumados inmediatamente por el miedo y la ansiedad, o pueden enojarse durante un período prolongado. Este tipo de emociones fuertes pueden afectar el bienestar físico y mental y pueden requerir el apoyo de un profesional.
Si su hijo tiene cambios repentinos en el comportamiento, es posible que esté luchando con una angustia severa. Los signos a tener en cuenta pueden incluir:
Problemas para dormir: tener pesadillas, dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido
Bajo rendimiento escolar: recibir calificaciones inusualmente malas, querer quedarse en casa y no ir a la escuela o meterse en problemas en la escuela
Regresar a comportamientos que ya no superan: comportarse de maneras que parecen más apropiadas para un niño mucho más pequeño, como mojar la cama o chuparse el dedo
Tristeza extrema: llorar con frecuencia o hacer rabietas
Ansiedad por separación: actuar "pegajoso" o tener problemas para separarse de los padres u otros seres queridos
Dolores inexplicables: quejarse con más frecuencia de dolores de cabeza, dolor de estómago, náuseas, dolor de pecho u otros problemas físicos.
Cambios en la dieta: comer demasiado o no lo suficiente
Indiferencia: desobedecer las reglas familiares habituales y descuidar las responsabilidades normales
Irritación excesiva: actuar de manera hostil hacia los demás o pelear más con hermanos y hermanas
Pérdida de interés: negarse a participar en actividades y amistades
Comportarse mal: abusar del alcohol o las drogas o participar en otros comportamientos peligrosos o de riesgo
Si los comportamientos enumerados anteriormente duran semanas o meses o parecen interferir con la vida diaria, debe considerar buscar ayuda de un profesional. Esto puede incluir al pediatra, la enfermera escolar o el consejero escolar de su hijo. El médico de su hijo puede ayudarlo a determinar si necesita una evaluación adicional o ayudarlo a desarrollar un plan de tratamiento.
Durante momentos de estrés extremo, algunos jóvenes pueden tener pensamientos suicidas. Si le preocupa que su hijo o adolescente esté en crisis, busque ayuda inmediata:
Llama al 911
Llame a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio:
1-800-273-TALK (8255) para inglés
1-888-628-9454 para español.
Conocer las señales de que su hijo puede necesitar ayuda para sobrellevar el estrés es el primer paso para conseguirle ayuda. Si Hazel está disponible en su escuela, puede comunicarse para programar una visita. Nuestros médicos pueden ayudar a conectar a su familia con la ayuda adecuada. También puede acceder a recursos mentales y emocionales adicionales en nuestro blog semanal o que se enumeran a continuación:
¡Estoy tan estresado! hoja informativa
Padres y cuidadores: Guía para la salud mental
Recursos de los CDC sobre cómo ayudar a los niños a sobrellevar la situación